Nunca he terminado una historia y tal vez jamás lo haga, pero alguna de ellas simplemente quieren un poco de luz, atención, por eso abrí este blog, para darles un pequeño espacio que no me comprometa demasiado.




viernes, 15 de enero de 2016

Momentos

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Creo que para un escritor hay dos tipos de estados en la vida, de los cuales uno puede o no ser consiente en algún o ningún momento.
Aunque los dos son igualmente importantes, vamos a hablar primero de momento creativo. En el momento creativo surgen un montón de ideas, y no solo eso, también estamos llenos de un fuego interior que nos insta a llevarlas a cabo aunque se derrumben instantes después de plasmarse en papel.
En el momento creativo, o MC (porque yo soy perezosa), nuestro cerebro no descansa. Es torturado por ideas que brotan como un geiser y la vez nos tortura para que construyamos esos complejos castillos de naipes que nuestras ideas formaron. Quiere que sean plasmados o materializados y nos obliga a levantarnos de la cama a las 4 a.m. y tomar un block de notas o prender el ordenador.
Es un momento hermoso y horrible. Pero nada es eterno y la lluvia de ideas acabará subsecuentemente y llegará el momento de sequía y desesperación.
Allí empieza el momento de pre inspiración, o MPI, que se merece un mejor nombre, pero ser creativo va en contra de su propia naturaleza, así que… ni modo.
Cuando estamos en ese estado lo único que encontramos en nuestra cabeza es un desierto y nos morimos de sed. No hay ideas, no hay pasión y mucho menos hay ganas de ponerse en frente al ordenador a escribir o tomar un lápiz e improvisar. Nuestro cerebro puede estar tan seco que tendrás sueños repetitivos, y ni siquiera se deberán a algún trauma de la infancia, reprimido y escondido… no, tu subconsciente solo está siendo perezoso. O puede que te pase como a mí: sueñas que tienes sueño y te vuelves a dormir en tu sueño (¡enserio cerebro! ¿qué te pasa?)
Pero cuando te cansas de luchar viene lo divertido. Puedes vivir. Es hora de experimentar cosas nuevas, ya sea porque lo busques o porque solo sucede. Ya no estás atado en una silla para escribir y tu cabeza ya no está mirando hacia adentro, en busca de ideas, sino hacia afuera. Es ahí donde siembras las pequeñas semillas de la experiencia que luego se convertirán en grades ideas cuando el MPI se acabe y el ciclo continúe.


Notas: una noche, cuando la luz se cortó y no había nada que hacer.

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